miércoles, 30 de septiembre de 2009

Abran bien los ojos tuertos

Mi vieja no es que me haya enseñado cosas muy importantes; sin embargo, tuvo tiempo para enseñarme una regla básica para interactuar con otros seres humanos.

Era chico y estabamos en la vieja Casa Tía de Cabildo y Monroe. Mi vieja y Pilar miraban ropa para las mellizas, y yo dedicaba mi tiempo a lo mejor que sabía hacer cada vez que íbamos a Casa Tía: admirar “el barco pirata Playmobil”. Fue entonces cuando se acercó un hombre y empezó a hablarme.

- ¡Pablo!- a los 5 minutos, el grito de mi vieja llegó por el pasillo de góndolas y yo corrí como si hubiera comedito el peor de los delitos.- No me gusta que hables con gente que no conoces, Pablo.
- Si, mamá- respondí.
- Pilar, decile a tu hermano- mi vieja todavía sigué utilizando la táctica “Pilar decile”. Pilar fue la vocera de mi vieja durante años cada vez que yo me mande una cagada. Entonces, Pilar siempre sabía qué cagada había hecho y por qué estaba mal.
- No tenes que hablar con gente que no conoces, Pablito- repitió Pilar, que había aprendido la lección sin gritos.
- No hables con extraños- enfátizo mi vieja.

Me encantaba obedecer a mi vieja al pie de la letra. Todo el mundo ajeno a mi círculo, pasó a ser un extraño. Desde la dueña del buffete del colegio que nos regalaba caramelos hasta el mozo del Billarmonía. Lo mismo sucedió cuando mi vieja nos presentó a su primer novio… ni una palabra. Por suerte, Pilar también aprendió la lección, y dejamos al pretendiente con el café en la garganta, cuando nos fuímos a mi habitación a escuchar música, sin saludarlo ni dirigirle la palabra.

Gracias a esta regla llegué a los 21 años sin ser secuestrado por ningún pervertido. Genial. Y digo hasta los 21, porque fue a esa edad -momento en que me fui a vivir solo- cuando empecé a tener mis propias reglas.

Entonces, años más tarde, mientras esperaba que Jorgelina Pecas (en Italia) se conecté a una sala privada de El Sitio para chatear un rato, se me ocurrió hacer tiempo en otra sala… donde -efectivamente- había muchos extraños.

Fue la noche que conocí a AnaSesina.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Birds Of Prey #1

Por suerte, logré agarrar la caja con toda la Justice League de Giffen y DeMatteis y el Animal Man -etapa Grant Morrison, obvio- a tiempo.
- ¡Quieta ahí! Mira, anda a pedirle a la tía Patri una de sus revistas... tiene de chicas lindas- la suerte m sonreía.- Onda Jem y eso... ¿Sabes que es Jem?
- No. ¿Qué es?- no se por que no me extrañó la respuesta.
- Me pones nervioso, Mica, no toques mis... Anda a pedirle a la tía una Cosmo.
- No, yo quiero de tus revistas. Historietas- Mica señaló una caja grande.
- Comics. Y "no". No presto mis revistas.
- Si el otro día me dieron una revista tuya... la tengo en casa.
- ¿Cómo, cómo? ¿Quién te prestó "una-de-mis-revistas-que-no-se-prestan?
- La abuela.
- ¿Qué?- grité, tocándome el brazo derecho y sintiendo el infarto mientras apretaba el discado rápido del celular.- ¡Mamá! Escuchame una cosa... ¿por que le prestas mis comics a la nena? ¿Para qué los dejo en el armario "intocable"? ¡Es ese armario que jamás debe abrirse!
- ¡Como el de Spiderwick!- gritó Patricia desde el living.
- ¡Narnia! ¡Callate, pelotuda! ... No, mamá, a vos no... Vos escuchame... ¿Para que los guardo en bolsitas de plástico para la húmedad? ¿Por qué? ¿Para qué los prestes? ¡No! ¡Para eso no! ¡No se prestan mis comics!
- Te pusiste rojo, tío.
- Estoy hablando con la abuela, shhh. No, mamá, a vos no... No-se-prestan. Esas revistas cuestan mucha plata... ¿Y si les tira algo encima? Algo... cualquier cosa. Pepsi, ¿o les deja miguitas de lo que sea? ... ¿Qué? ¿En la puerta?- cerré el celular y salí de mi habitación.

Al salir, me encontré con la sonrisa de modelo de Patricia.
- Llegaron “las chicas”- dijo en un cantito, mientras miraba una Cosmo. Mi vieja, Pilar y Victoria llegaron al living.
- ¿Qué te pasa? Estas todo colorado, se escuchabn los gritos desd ela esquina...- Victoria me dio un beso.
- El ridículo de mi hermana “como siempre” haciendo papelones- Patricia (como siempre) peleando las guerras en el bando equivocado.
- ¡Mamá! ¡No le prestes mis comics a las chicas! Si esta aburrida, que dibuje. Mis comics no se prestan... Quedan ahí, intocables- respiré profundamente.- ¿Nos podemos poner de acuerdo en eso?
- No tengo tiempo para perder con chiquilinadas, Pablo. Venimos con las chicas de ver un par de vestidos para el casamiento...- dijo mi vieja apoyando unas bolsas de shopping.

Respire profundo. Ni el peor barman podría haber preparado un trago tan amargo: mi vieja, Pilar, y mi novia... un pizca de Patricia y una rodaja de Mica. ¡Micaela!

De pronto, tuve la extraña sensación que prestarle un par de comics a Mica, iba a ser el menor de mis problemas. En silencio, mientras golpeaba mi brazo derecho para que no se durmiera me encerré en mi cuarto.

- Mica, veni... ¿Cuál te gusta?- Micaela señalo una caja que estaba a un costado- ¿Birds of Prey?
- Si... Ya se que están en inglés- se atajó Mica.- Los voy a cuidar... me gustan las chicas de la tapa. ¿Una es Batichica?
- No... Bueno, en realidad si. Pero la que vos decís que es Batgirl es Huntress... Batgirl es la pelirroja que esta sentada ahí. Te cuento...

Apague el celular. Tuvimos una tarde intensa y explicativa.

Lo mejor de todo, no hablamos ni una palabra del casamiento. Es lo bueno que tienen las sobrinas de 14 años, después de todo.

viernes, 25 de septiembre de 2009

El armario intocable

Soy mi propia empresa de mudanza. Voy moviendo cajas de mi departamento al departamento donde vamos a vivir con Victoria, de la casa de mi vieja a mi departamento, y así sucesivamente. No es una tarea sencilla, quiero ser muy minucioso con las cosas que llevo. Lo primero que saque de las lista de “cosas a llevar” fueron mis comics. Y cuando digo “mis comics” quiero decir MIS comics, esos que guardo en el armario intocable. Cuando entre a mi habitación, mientras Patricia hablaba por teléfono, la sorpresa fue inexplicable.

- ¡Mica!- encontré a mi dulce sobrina de 14 años revisando mis comics.
- Hola, tí, buscaba algo para leer. ¿Tenés algo para leer?
- No, no... primero tenes que explicarme qué haces en “mi” cuarto- apoye mi taza de café en algún lugar y me cruce de brazos.- No, espera, primero decime dónde esta tu mamá, después decime qué hacías en mi cuarto y después decime que hacías revisando mis cosas.
- Mamá salió, tuvo una urgencia. Así que me trajo a visitar a la abuela, pero la abuela no estaba. Estaba la tía Patricia, pero se puso a hablar por teléfono y...
- ¿No podías esperar que la tía Patricia corte?-
- Hace dos horas que esta hablando.
- ¿Dos horas?- tragué saliva.- Un segundo, angelito.

Salí del cuarto, después de tomarme todo el café de un trago -y pensando seriamente en dejar la cafeína- justo cuando Patricia cortaba el teléfono.
- ¿Dos horas hablando por teléfono? Dejate de joder, Patricia...
- Mamá puso llamadas urbanas libres.
- ¿Qué? ¿Desde cuando?
- Desde hace un montón...
- ¿Y por qué soy el último en enterarme de todo?- indignado.
- Porque te la pasas trabajando y casi no te acordas que tenes familia...- dijo Patricia recostándose en el sillón.
- Bueno...- buscando una excusa, rápido.- ¿Dónde esta Pilar? ¿Por qué Mica estaba en mi cuarto? ¿No se supone que la tenés que cuidar?
- Tiene 14 años, Pablo.
- ¡14 años! Yo te cuidaba a vos y a Paz cuando tenían 14 años... ¡Te cuidaba!
- No, cuidabas que no toquemos tus cosas, que es distinto- Patricia empezó a jugar con su dedo índice en el aire para puntualizar cada palabra que decía, en este caso “tus cosas” y “distinto”.
- ¡14 años!
- Si... y la hermana 16- puntualizó Patricia.
- ¡16 años! ¿Maqui tiene 16 años? ¿Cuándo pasó eso?
- Paso, y el sábado la voy a acompañar a hacerse un piercing en el ombligo.
- ¡Un piercing!- el corazón me latía al ritmo de Macarena de Los del Rio y repentinamente me sentí muy viejo.- Espera... es mucha información. Primero, vos no vas a llevar a Maqui a hacerse ningún piercing... Segundo... segundo...
- Segundo, Mica esta con tus historietas, Pablito- señaló la puerta de mi cuarto.
- ¡Comics!- la corregí y volví corriendo a mi cuarto en el preciso instante que mi querida sobrina de 14 años estaba sacando una caja de comics.- ¡Noooooo!

Demasiado tarde, ya lo saben.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Las Crónicas de Patricia (I): El león, la novia y la quinta

Ultimamente estoy pasando mucho tiempo en la casa de mi vieja. Voy de mi depto a lo de mi vieja, de lo de mi vieja a lo de Victoria, y así. No viene al caso, lo importante es que gracias a estas entradas y salidas de lo de mi vieja, puedo darme cuenta de que algunas cosas no cambiaron nunca.

- Se casa mi hermano, boluda- hablaba por telefono Patricia, tirada en el sillón del living.- Si… Claro, que ya tengo todo listo, me estoy encargado de todo yo… No, la novia no entiende nada… Una chetita de Belgrano… Tengo un par de ideas para el salón… ¿Pilar y Paz? No, que van a colaborar, no entienden nada. No tienen estilo… Y claro…

Otra de las cosas que no cambiaron es la jarra de café, siempre llena. Me serví un café, mientras escuchaba hablar a mi Patricia desde la cocina.

- Pensaba en alquilar una quinta, ellos quieren algo tranqui. Bah, ella quiere, es que… Si, es una chetita, pero es muy perfil bajo… ¿Sabes a quien igual? A la nenita mas chica de Narnia… Si es toda asi, castañita, piel blanca, ojos verdes… Onda insulsa. Bah, igual tira algunos running gags copados, pero bueno. A veces me cae bien… “ a veces”… ¿Qué? Narnia, nena. ¿No viste Narnia?

Serví dos tazas de café. Al mío lo corté con un poco de leche.

- Si, la del león… Que buena onda que haya revivido el leon, boluda- una conversación auténticamente “patriciesca”.- Y Caspian… ¡Que bueno esta Caspian! Igual, lo del leon fue medio sanguinario… Para, ¿esa fue la primera o la segunda? Claro, la que nos hacían leer en inglés… ¡Las Crónicas de Spiderwick estan 30 pesos cada uno! ¡Ladrones!
- Las Crónicas de Narnia, Patri. Narnia… Spidersilk son otros libros- le deje el café sobre la mesa ratona y me encerre en el que antes era mi cuarto, mientras Patricia seguía hablando.
- Bueno, algo así… Tipo Narnia quiero, un casa antigua rodeada de verde, un bosque. No están muy caras, además seguro que Pablo no dice nada… ¿La novia? Que me importa lo que quiera ella… Seguro le encanta también.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Teoría sobre la soltería y la multiplicidad de placeres

Algo empíricamente comprobable: los solteros saben más de mujeres que los casados. Punto, esto no acepta discusión porque si los casados entenderían más a las mujeres que los solteros, nunca se hubiesen casado.

¿Y qué elementos son necesarios para armar el estereotipo de un joven soltero? Veamos, un departamento (de soltero, obvio), un grupo de amigos, que la mitad de ese grupo de amigos sean solteros y la otra mitad este de novio (o casado), y -sobre todo- que las novias de la segunda mitad tengan muchas amigas (solteras, por supuesto).

Cuando los planetas de todas estas constelaciones forman una línea perfecta, cuando brilla la soltería empedernida y los puntos se conectan entre si, puede pasar de todo.

Una buena reunión, mujeres desconocidas, licores, besos, perfumes y placeres. Y después nada, si da para volver a encontrarse, todo bien. Y si no da, bueno, le contamos a nuestros amigos que tal era la minita en la cama.

Era una buena vida esa, una buena forma de vivirla.

Todo explota cuando uno estrena una obra de teatro y van tus amigos el día del estreno. Y te das cuenta que todos están de novios, y que Mariana Pizza vino a ver la obra acompañada de 5 amigas que estaban para el crimen mas oscuro.

- ¿Que carajo, paso, Pablo?- me preguntó Diego a la salida del teatro.- ¿Por qué mierda nos tuvimos que poner de novios?
- No se... Pero lo que no me explicó es de donde sacó Mariana, amigas tan yeguas, boludo- respondí intentando que Victoria no se de cuenta que estaba admirando un culo perfecto y enmarcable.

viernes, 18 de septiembre de 2009

La tranformación de “ya saben quien”

Silvina tenía razón. Paula Miano fue invisible para nosotros durante todo el secundario, solamente era el blanco de todas nuestras burlas. Cada año era lo mismo, cada año inventábamos algo nuevo con tal de hacer basura su autoestima cuando pasaban lista, o en cualquier oportunidad. Ella nunca dijo nada. A veces, sonreía tímidamente. Otra veces, arrojaba cachetazos al aire. Manotazos de naufraga. Y aquella noche –la de nuestra fiesta de egresados- Paula se fue, escapó.

Unas semanas más tarde en la inscripción al CBC en Drago intenté unir algunas piezas de lo que estaba pasando.

- ¡Pablo!- una voz gritó mi nombre mientras subía la escalera. Era un chico de 5to B, Paula Miano se había ido en su micro la noche de la fiesta. Ni sabía su nombre.- ¿Te hago una pregunta?
- ¿Si?
- ¿Conoces a esta chica?- sacó una foto de una carpeta de tres ganchos. Observé la foto detenidamente, eran los chicos y chicas de 5to B en el micro, volviendo, sonriendo, borrachos... y... la chica, había una chica que reía felizmente. Era Paula Miano.- ¿Tenes idea donde vive? ¿O el teléfono? La verdad que me pareció relinda, charlamos en todo el viaje y me hizo reír un montón...
- No te sabría decir- lo cual era totalmente cierto.
- Te digo que dejo loquitos a un par...- sonrió cómplice.- ¿Tiene novio?
- No, la verdad que no se...
- ¿Pero no iba a tu división?
- Si, pero no se... no éramos muy amigos- intenté excusarme.
- Ah, claro... una mina así... no nos da bola a pibes como nosotros.
- Errr...- aquella fue la línea clave de toda la charla.
- Bueno, que pena, me gustaría volver a cruzarla. ¿Viste el culo que tiene?
- No... no vi- verdad. El chico de 5to B se fue mirándome como si fuera el más idiota del secundario, probablemente ese fue el sabor que le dejaron mis respuestas.

Mi conclusión, días y años después es que, el día de la fiesta de 5to año, Paula Miano se convirtió en mariposa. Como si fuera un rito de pasaje a largo plazo, descubrió el mundo de los jeans ajustados y los vestidos escotados. En el cuarto de las chicas, sobre la cama, encontramos el sweater -la seda- de su capullo. Pero nadie entendió nada, nadie estuvo ahí para ver la transformación.

Es lo que tiene la invisibilidad.

Cuando salí del CBC de Drago, me pregunté si me encontraría con Paula Miano en esta nueva etapa, tan incierta. Esa fue la última vez que pensé en ella... hasta que 20 años más tarde, mientras estaba terminando de corregir una nota, sonó el teléfono del estudio. Era Martín.

- ¿A que no sabes quién me agregó al Facebook?- me dijo.

Pero esa historia ya la conocen. Y lo peor de todo, es que recién empieza esto.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Héroes, asesinos y semidioses

Corrimos desesperadamente a la entrada del country. Perdimos algunos soldados en el camino, producto de la resaca y el sueño. En la casilla de seguridad. Mariana Pizza hizo un identikit verbal de Paula, muy preciso.

- Si, se fue hace dos horas en la combi con la gente de 4to año y 5to año B- dijo el guardia mirando la lista de nombres.
- Pero no se puede ir en esa combi, no estaba autorizada- dijo Mariana.
- Llamo al padre desde la casilla, el padre me corroboró los datos y preceptora de esa combi dio el “ok”- bostezo el guardia.

Volvimos en silencio hacia el sector de piletas mirando nuestros zapatos embarrados.

- Esta bien... se fue, cero onda... nunca fue una de nosotras- dijo Silvina Veneno.- Curtite, Miano.
- Dejate de joder, Silvina, sos una estupida- criticó Mariana.
- Mariana, incluso vos con es tic que tenes por sobresalir en clase, sos una de “nosotras”- sonrió Silvina.- Y te voy a decir... Valeria Alfajor también es una de “nosotras”.
- ¿Qué decis?- pregunto Mariana, incrédula.

Creo que algún día tendría que dedicarme tanto a Silvina como lo hice con Paula. A ser tan minucioso a la hora de recordar ciertas cosas. Silvina Veneno era la femme fatal del colegio, de nuestro curso. Sus ojos escupían superioridad, y amasaba los corazones de todos los que suspiraban por ella, para luego dejarlos cocinar a fuego lento. Una chica oscura, si. Pero -como siempre sucede- Silvina Veneno había visto algo que la mayoría de nosotros pasó por alto.

- ¿Hace cuanto que nos conocemos, Mariana? No digas nada... Vos entraste al colegio en 2do grado, y desde el primer día te sentaste adelante. El primer álbum de figuritas que llenaste fue el del Cuerpo Humano, te costó conseguir la más difícil: la antorcha olímpica de la página central. Fuiste abanderada 2 veces en la primaria y 3 en la secundaria. Nunca tuviste una nota menos de 7- Silvina respiro, hizo una pausa y sonrió felinamente.- Ah... y vas a estudiar locución. Te estas preparando para entrar al ISER- Mariana abrió los ojos, sorprendida. Silvina entrecerró sus ojos felinos.- Por eso, Mariana... vos “si” sos una de “nosotros”- enfatizó Silvina.- Y Valeria también, ella entro en 3er grado. Y es gorda... ¿cuál es el problema? Por lo menos tiene buen gusto para vestirse... Valeria también es una de “nosotros”- repitió Silvina mirando a todos.- En cambio, Paula Miano... nunca lo fue. Fue invisible.

Dicho esto, Silvina Veneno arrojó el sweater agujereado de Paula Miano sobre una reposera. Nadie dijo nada. No había mucho que decir porque sabíamos que eso era culpa de nosotros, la invisibilidad de Miano. En ese silencio, todos nos hicimos cargo de eso.

martes, 15 de septiembre de 2009

Entrevista a Todas Mis Ex

Ezequiel Ruiz, miembro del equipo de redacción de la revista El Acople, tuvo la loca idea de hacerme una entrevista pensando que eso le pudiera interesar a alguien. En fin, locos y arriesgados hay en todos lados. Mil gracias, Eze.

Pueden leer la nota haciendo click acá.

lunes, 14 de septiembre de 2009

El circo se va

Para nuestra fiesta de egresados, el colegio alquiló un salón de usos múltiples en un country de Pilar. Festejamos, recibimos nuestras medallas y diplomas, y cuando el alcohol (y algún que otro yuyo) hizo su trabajo... el amanecer nos encontró tirados en una pileta llena de globos de colores. En las reposeras, algunos dormían su borrachera y otro miraban salir el sol entre los árboles. Fue en ese silencio, metódico y resacoso, cuando Martín nos obligó a hacer una promesa. La “promesa”.

- Yo se que probablemente ahora vamos a seguir un camino distinto en la vida, que ya no nos vamos a ver como antes- empezó Martín.
- ¿Pintó un pedo melancólico?- preguntó Diego a todos, pero nadie le respondió.
- ¿Qué les parece encontrarnos de acá a 5 años? El día del amigo, el 20 de junio, dentro de 5 años en...- Martín meditó unos segundos.- Triunvirato y Monroe.
- Es una idea genial. ¡En la esquina de Panchovica!- dijo Gabriel.
- ¿Qué decís, Martín? Pablo, Patricio y Diego se conocen de Salita Azul... ¿No te parece un poco pesimista pensar que no se van a ver mas?- discutió Mariana.

En realidad, nosotros sabíamos que esa promesa no nos involucraba. Nosotros -los del fondo- teníamos un vínculo que iba más allá de eso. Nos esperaba un mundo de posibilidades, de salidas, de una amistad a prueba de todo. ¿Pero que pasaba con los demás? ¿Con Silvina Veneno? ¿El Colorado Mattiuzi? ¿Paula Miano? A esas personas se las iba a tragar un huracán de momentos y vivencias imposibles de descifrar, quedarían en la nebulosa de los recuerdos. Nosotros sabíamos que eso no iba a ocurrir con nosotros, nosotros estaríamos juntos para siempre. La promesa era para todos... para todos los que no éramos nosotros.

Y todos juraron cumplirla. Bueno, todos no.

- ¿Y Paula?- preguntó Mariana buscándola en el torbellino de cuerpos alrededor de la pileta. Paula no estaba.

La buscamos por todo el country y no la encontramos. A Silvina Veneno se le ocurrió buscar en el cuarto que habían usado las chicas para vestirse y arreglarse para la fiesta. Lo único que encontramos sobre la cama fue un sweater agujerado con su nombre escrito con hilo de coser en la etiqueta del cuello. El viejo sweater de colegio, agigantado de tanto estirarlo con los puños.

- ¿Dónde carajo esta Paula?- preguntó Mariana.

viernes, 11 de septiembre de 2009

No bombardeen Buenos Aires

Jorgelina Pecas se fue a Italia... y también se dedicó a recorrer Europa -en sus ratos libres- cuando la beca lo permitía. A diferencia de la mayoría de los casos donde los amantes se separan tristemente, nosotros intentamos que lo nuestro sea más fuerte que la distancia. Desgraciadamente, después del segundo mes, me di cuenta que Jorgelina parecía hacer caso omiso de mis intentos para contactar con ella telefónicamente. Luego de tres semanas sin saber de ella, volvió a escribir.
Pol:
Te pido disculpas por la demora en responder. Estoy fuera de la ciudad, con acceso limitado a compus para mandarte mails. Te extraño, quiero volver, pero esto es tan lindo, siento que es la única oportunidad que voy a tener para recorrer todo. No me alcanzan los ojos, quiero todo. Un beso, te quiero mucho.
Jorgelina

La alegría de saber de ella fue bastante grande, casi un recuerdo de mis momentos con ella. Le envié un mail diciéndole que yo también la extrañaba y que disfrute el viaje sobre todas las cosas. Punto.

Dos semanas más tarde recibí otro mail.
Pablito:
Estoy a las corridas, este fin de semana me voy a Grecia; tal vez me quede un par de semanas, porque el profesor quiero que hagamos un trabajo práctico sobre los viñedos tradicionales de la isla. Te cuento todo cuando vuelva.
JGL

Así pasaron los mails, con ausencias cada vez mas prolongadas hasta que el día de su cumpleaños, compre una tarjeta y la llame por teléfono. Hablamos mucho tiempo, la tarjeta duraba lo necesario para tomarnos un momento para disfrutar de nuestras voces.

- Jorgelina... ¿estas saliendo con alguien?- el detector de onda lo instale algunos meses después de lo sucedido con Sandra MuchoTiempo. No les voy a mentir, aprendí a detectar otra presencia en el amor. Es algo interno, y no funciona solamente conmigo. También funciona con los demás, generalmente cuanto más cercana sea esa persona, mejor. Nunca le busque una explicación, pero lo que si amerita contar algún día -hoy no- es cómo me doy cuenta. El caso de Jorgelina Pecas fue distinto, lo supe. Y, por supuesto, los segundos de silencio que adelantaron un suspiro desganado y triste, me dieron la razón.
- Si- dijo ella.- Perdón, no me anime a decírtelo por mail. Pero quiero que sepas algo, Pablo. Vos...

La llamada se cortó, no había mas crédito en la tarjeta. Nunca supe lo que iba a decir.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

El arte del buen comer

Según algunos estudios realizados por ahí, se dice que el hombre alcanza su pico de sexualidad entre los 33 y los 40. Por otro lado, el rango del “despertar” sexual femenino -propiamente dicho- es entre los 40 y los 50. Y esto no lo digo yo, lo dicen los tipos que saben de estas cosas. Así pues, cuando miro las excelentes condiciones físicas en las que se encuentran determinadas mujeres que pasan (tranquilamente) los 40, entiendo un poco en que se basan estos estudios.

Por otro lado, quisiera dar un poco de crédito a estas investigaciónes, basado en parte en mi experiencia personal. Hubo un antes y después de Elizabeth Veterana.

Fueron unos meses espectaculares, no voy a negarlo. No fue una historia de amor, fue una historia de placer. Y a partir de ahí, nos permitimos conocernos más, y -sobre todo- disfrutarnos más. Teníamos una atracción inmediata, tanto física como mental, movimos nuestras propias estructuras, nos comunicamos sin trabas, sin vergüenza. Convertimos esa relación en una experiencia de vida emocionante, agradable y memorable para los dos.

¿Cuánto tiempo? Algunos meses, tan pocos que no llegan a 6, pero geniales.

Si, todavía seguimos en contacto. Elizabeth tiene algunos años más, pueden sacar algunas cuentas más tarde. Tiene algo así como unos casi (o más) 60, sigue teniendo un culo perfecto y todavía parece una mujer de 45 años.

Por mi parte, cuando alguna preguntó -tiempo más tarde- “¿dónde aprendiste a hacer eso?”, le agradezco a Elizabeth en silencio. Una gran mujer, en más de un sentido.

lunes, 7 de septiembre de 2009

¡¿Lobo estás?!

- Pablo… te agradezco la invitación pero… ¿vos sabés cuantos años tengo?- la voz de Elizabeth por teléfono irradiaba alegría y sensualidad.
- No se… ¿45?- arriesgué.
- Tengo 53, Pablo.
- ¡No me jodas! ¿Con esa cola?- digamos que ya estaba totalmente jugado, no podía disculparme y nada más. Estaba tirando todas las frases a la parrilla. Alguna tenía que entrar.
- Te agradezco- Elizabeth se rio, y eso era bueno.
- No te estoy proponiendo casamiento, Elizabeth. Simplemente te estoy invitando un café, me encantó hablar con vos el otro día… tenes una charla encantadora, muy inteligente, muy… no se, me encantó- se hizo un silencio del otro lado de la línea.- ¿Callao y Corrientes? ¿En La Opera hoy a las 19?
- Esa no es una hora para tomar un café.
- Tenes razón, te invito a cenar- ya estaba con el facón entre los dientes, no me importaba nada.

Durante la cena, accidentalmente tocó su pierna con la mía. Su piel era como la seda y sus manos delicadas y suaves. Y su mirada… su mirada era de otro mundo. Me animé a darle un beso cuando su mano acarició la mía durante alguna risas perdida.

Cuando terminó la cena se ofreció gentilmente a acercarme a mi casa; y yo a devolver ese detalle con un café en mi departamento. Sin apurarnos, disfrutamos el café y fuímos al dormitorio. Mientras hacíamos el amor, observé una y otra vez el rostro de Elizabeth buscando algún detalle que gritara su edad. Había muy pocos, pero realmente no me importaba.

Lo malo, es que -efectivamente- con 53 años, podía ser mi vieja.

Lo bueno, es que no lo era.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Ella debe estar tan linda

Elizabeth Veterana coqueteó descaradamente conmigo durante el café en la sala de reuniones mientras esperabamos a su jefe. Un par de pisos más abajo, en el móvil, me esperaban el notero y el chofer. Por supuesto, que yo disfrutaba mi café sin ningun remordimiento. Elizabeth era absolutamente perfecta en todos los aspectos. Tenía ese toque de mujer con alma de nena que me encanta. Luego de compartir el café conmigo se disculpo y fue al baño, regreso 10 minutos después con el pelo suelto y bien peinado, y –el gran cambio- sin los lentes de aumento.

- Lentes de contacto- me sonrió.- No puedo usarlos cuando me despierto, me irritan mucho la vista…
- Se nota un cambio de look importante- dije, y al segundo me arrepentí. ¿Qué clase de idiota puede decir algo así?
- Si, ya se, ya casi no hay gente que use estos anteojos- dijo apoyando los anteojos con aumento sobre la mesa de reuniones.
- No quise decir eso… Quise decir que…- cuidado.- Que estas mucho mejor así…- ¡la puta madre!
- Gracias, Pablo, sos muy cortés- dijo Elizabeth mirandome fijamente y generando un silencio incomodo que solamente podía cortar el provisorio llamado telefonico de su jefe. Elizabeth respondió el llamado y hablo unos segundos, cortó enseguida.- El doctor esta a dos cuadras.
- Ah, genial… ¿te comento las preguntas así voy llamando al notero y al sonidista del movil?- dije buscando en mi carpeta.
- No hace falta… si son las que me enviaste por mail ayer, estan perfectas- miro mi vasito de café.- ¿No tomaste tu café?
- No, disfrute mucho la charla, debe ser por eso.
- Entonces habrá que repetirla…- su mirada tenía una mezcla de burla y almuerzo, y cuando me tenía servido, me bajo de un piedrazo.- Quiero decir, espero verte muy seguido por acá cuando sea época de campaña…
- Que pena… pense que me estabas invitando un café despues del trabajo- le dije, inmolandome.

Elizabeth volvió a repetir esa mirada de leona.

Y yo, para no ser menos, practique una mirada de cachorro perdido y tímido.

“Patético”, pensé, mientras ella me debaja solo en la oficina de su jefe para tener mi entrevista.

Maravillosamente patético.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Unos pocos peligrosos sensatos

Hace algunos años, cuando la FM cerró (“cambiando de nombre”) y nos enviaron a laburar a la frecuencia de AM de la misma radio, todo cambio. Ya no era tan divertido. Gabriel, Mariana Pizza y yo empezamos a organizar la producción periodística de los noticieros y los móviles de toda la emisora. La diferencia es que ya no trabajamos los tres juntos, sino en distintos horarios. La tarea no era tan difícil, escribir algunas noticias bajadas de agencias de noticias, acompañar a los movileros a las notas y abrirles el camino desde nuestra área; asegurarnos que el móvil y el notero lleguen a tal lugar, hagan su entrevista y regresen sin ningún problema.

Por suerte (o desgracia) me había tocado el turno de 6 a 14. Lo bueno es que me quedaba todo el día libre y que desayunabamos con Gabriel cuando yo llegaba a la radio, y el se iba pisandose las ojeras. La que puteaba fuerte por su horario (de 14 a 22) era Mariana, pero en cierta forma -la vimos venir- ella estaba sembrando porque tenía el mejor horario para hacer “contactos”. Y eso, no estaba tan mal.

- Hay que ir hasta Escobar- me dijo Gabriel, bostezando.- Esta es la ruta, hay que entevistar un par de políticos. Son tres notas grabadas y editadas, y un “directo” para el flash de las 10.30. Acá esta la lista de “ganchos”.

Los “ganchos” son personas que hay que llamar para entrevistar a cierta gente; son secretarias, relaciones publicas, gente de confianza. Un gancho te abre la puerta, o te la cierra de un portazo. Llegamos a Escobar a las 9 de la mañana, entré a las oficinas y hable en recepción.
- Buen día, estoy buscando a la señorita…- mire la lista de “ganchos” para verificar el nombre.- Elizabeth. De la radio, venimos a entrevistar al doctor.

Cinco minutos más tarde, la ví llegar por las escaleras. Una mujer madura, de unos 40 y algo, delgada, con un traje tan sencillo como encantador, el pelo recogido cerca del cuello y unos lentes con un aumento bastante importante.

- Mi nombre es Elizabeth. El doctor esta atrasado, va a llegar en media hora- dijo, mirandome fijamente a los ojos con una sonrisa felina.- ¿Te puedo ofrecer un café?

No me podía negar.

Con ustedes… Elizabeth Veterana, una leona de alegría salvaje.