lunes, 16 de abril de 2012

No se puede vivir del amor

- Diego... ¿Cómo estas... hijo de puta?- sonreí.

Diego abrió la boca y se congeló al instante. Nunca conocí a un tipo que tuviera más huevos que Diego. Todavía me acuerdo cuando rescató a Lucinde en Retiro, fue increíble como se trompeó con el secuestrador. Fue impresionante. O cuando -literalmente- corrió un auto pensando que era el suyo, aquella noche de los brownies con marimba. ¡Corriendo detrás de un auto, entienden! Siempre fue un tipo que era mas de hacer que de decir, de no pensar en las consecuencias. Por eso, en cierta forma, toda la situación que –en primera instancia- parecía robada de la peor novela de las tres de la tarde, no me parecía nada rara. Viniendo de Diego, claro.

- Diego... ¿Cómo estás... hijo de puta?- nos miramos, no dijo nada. Lo abrace, me sentí un pelotudo. - ¡Tanto tiempo, boludo!

Otro recuerdo, la mamá de Diego y sus historias. Esas historias aterradoras que siempre se guardaba para la noche previa a nuestro campamento en Areco. Las historias del geriátrico donde laburaba en aquel entonces. Todas las risas y los miedos, todo junto.

- Pablo…- dijo Diego, tenía la espalda transpirada como una siesta misionera.- ¿Cómo estas?
- Bien… Rebien…- mire a Jorgelina, le di un beso. Ella seguía usando el mismo perfume: Fiore de Carolina Herrera.- Pecas… ¿Cómo estás? ¿Cómo están, chicos?
- Hola, Pablo... Que... lindo... verte.

Y el silencio. Fue todo tan rápido que ahí estábamos, a un paso del abismo, tragando palabras que formaban el silencio más incomodo del mundo. Les juro. Alguien tenía que decir algo. Ya habíamos robado todas las frases del Manual de Encuentros Fortuitos. La realidad es que ellos estaban esperando “algo”, me conocían demasiado bien los dos. Algún comentario chistoso, irónico. Ellos, en cierta forma, me estaban regalando “ese” momento. Sin embargo, lo deje pasar, lo perdí. No jodamos, era uno de mis mejores amigos con una de las mujeres más importantes de mi vida. ¿Por qué mierda tenía que ser yo el que diga algo?

- Pecas y yo estamos saliendo, Pablo- dijo Diego, sin anestesia. No me pudo sostener la mirada, genial.
- Es un larga historia- ella, por el contrario, me perforó con sus ojos claros. Atrevida.
- Estoy a las corridas ahora- era cierto. Les juro que era cierto.
- Me imagino- dijo Diego.- ¿Cómo está Victoria? ¿Cómo va todo?
- En una semana, ya tenemos fecha. Es probable que sea por cesárea- sonreí.- Constanza se llama.
- Me alegro mucho, Pablo. Que genial que todo siga bien con eso- Diego me regaló una sonrisa super sincera. Así era él, nunca pudo ocultarle sus sentimientos a su cara. Era lo genial de Diego, mitad simio, mitad cordero, mitad león.
- Constanza es un lindo nombre- murmuró Pecas, con un rostro indescifrable. Aunque conociéndo su historial de revelaciones en los momentos menos oportunos bien podría haberle parecido un nombre de mierda.

Nos despedimos en ese mismo instante prometiéndonos un café, una salida, una visita. Por largos meses, ninguna de las tres cosas se cumplió. No volví a ver a Diego por mucho tiempo, ni siquiera vino al hospital cuando nació Constanza.

Nuestro grupo de amigos sufrió una pequeña división: los “extremistas” del amor no iban a aceptar jamás que Diego salga con Pecas y los “amistosos de siempre”, los chusmas, los obsecuentes del amor, probablemente aceptarán eso y alguien programará un par de salidas junto a la feliz pareja. Prefiero evitar mencionar que amigo estaba en cada grupo.

No me da vergüenza admitir que Pecas fue una de las personas más importantes de mi vida. Fue, es, lo que sea. La veo y quedó hipnotizado por los recuerdos, buenos y malos. Malos y malos. Alegrías y tristezas, y más tristezas. Pero también amor, un amor raro, extraño, entrañable. Inolvidable, como una grieta en un ropero viejo.

Si quieren saber más, Pecas le rompió el corazón a Diego. Pero esa ya no es mi historia, no me corresponde. Me enteré una noche de primavera, el año pasado, mientras Constanza dormía sobre mi pecho.

12 comentarios:

Laura Palisa dijo...

Un placer leerte, loco lindo!

Y qué bueno que haya mas de una persona importante en nuestras vidas.

Siempre me tranquilizó y me tranquiliza pensar asi.

Obuuzz dijo...

que copado que vueeeeeeeeelvas, como te extrañee!
PECAS HIJA DE PUTA! igual en algun lado de mi ser, la amo a mas no poder, ejemplo de vida jajajajaa.

MaRiPoSa dijo...

:')

Agustín Molina dijo...

Así anda Pecas por la vida, rompiendo corazones.
El tiempo hará lo que indefectiblemente hace con esas.
Ahora bien ¿Le parece correcto desaparecer ocho meses y volver así, como si nada?
Ah! que recién ahora pega un ojo? claro!
Nos seguimos leyendo.

Maya dijo...

Qué genial leerte de nuevo!!
Aquí estaremos... no se demore...

Pequeña Hechicera dijo...

Que desgraciado que sos, tanto dolor junto podés tranmitir que solo pienso cuánto vas a tardar en escribirnos nuevamente.

Anónimo dijo...

Esa pecas que te sube y baja la vida cuando se le antoja, va dando vueltas por ahí y aparece como si nada. Tanto leer y siento que la conozco...

Saludos!!

Anónimo dijo...

Gracias por volver!

Diego dijo...

Es tan ágil a lectura de tus cosas, que nos encanta a todos pienso... NO se porque la gente que comenta hace un juicio sobre Pecas,hay que entender que somos todos distintos y la gente siente de distintas formas las pasiones.

abrazo

Sof dijo...

Hace poquito pensé "qué habrá pasado con Diego y Pecas?" Y una parte de mí imaginó que iba a terminar más o menos así...

Es bueno volver a leerte :)

Anónimo dijo...

Che Pablo que no se corte dicen no, que paso con Diego?.
Grosisimo el blog la verdad, son amores lindos, tristes, cortos: veo muchas cosas de mi vida reflejadas en estas historias, las tuyas. Es la vida misma loco..

Dale actualiza postea algo, saludos che!

Simon Durochefort dijo...

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