martes, 6 de julio de 2010

Los condenaditos

Hay una época misteriosa del ser humano. Es un momento que muy pocas personas tienen la capacidad de controlar. Hablo de aquella puerta que se abre a un nuevo mundo, lleno de dolores profundos y alegrías incomprensibles. Esa época siniestra, entre la niñez y la adolescencia, llamada “preadolescencia”.

Nuestro último verano, “el verano en capital” como solemos llamarlo, fue un vertiginoso viaje al mundo barrial. Redescubrimos el barrio con ojos enormes, enamorados de cada detalle. El viaje de aventuras iniciadas al terminar 7mo grado comenzó cuando Bruno dijo “estoy aburrido”, sentado en las vías muertas de la Estación Coghlan. Eso fue el puntapié inicial de todo, las propuestas no tardaron en llegar.

Pato propuso entra a la casa abandonada de Donado y la vía de Drago. Alejandro quería entrar a la usina eléctrica de Coghlan. Diego quería meterse en la morgue del Pirovano y ver un muerto. La fallida (para nosotros, no para Nuria Vainilla) historia de la morgue del Pirovano ya la conocen.

- Algo distinto, algo podamos recordar durante años- dijo Alejandro.
- ¿Cómo ver un muerto? Somos un desastre, no servimos… Somos “chicos doble escolaridad”- la cara de Martín se ensombreció.
- Yo estoy investigando- la voz de Pato sonaba muy seria, lo miramos.- Si, investigo cuales son las casas abandonas del barrio para poder entrar.
- Bueno, pero algo tenemos que hacer hoy- insistió Alejandro.- Creo que entrar a la Usina abandonada es lo mejor, nos vamos a cagar de risa, seguro.
- ¿Le aviso a Nuria?- preguntó Bruno.
- Mejor no, a ver si es la única que se anima a entrar- concluyó Diego con una sonrisa.

Entonces, caminamos por la plaza de la estación. No era un recorrido difícil, la Usina estaba sobre Monroe (y todavía sigue ahí). Me detuve un segundo a mirar una pequeña habitación pegada a la Sala de Espera para Señoras de la estación. Era la biblioteca, por la ventana se podían ver una gran cantidad de libros donados; una placa junto a la puerta decía: fundada en 1967. La biblioteca pública Bartolomé Mitre es la primera (y todavía se cree que única) biblioteca que funciona en una estación ferroviaria. Hay una historia muy interesante con respecto a esta biblioteca, ocurrió en 1991. Lamentablemente, nunca hay tiempo para todas las historias. Pero algún día, se las voy a contar.

La vieja usina de Coghlan es un edificio enorme; para nosotros, en ese momento, gigantesco. Fue construida por una empresa de ferrocarriles en 1929, cuando comenzaron a electrificarse las vías de los trenes. Al pasar los años, la usina dejo de servir para su propósito original y fue abandonada por sus trabajadores. Y ahí la encontramos nosotros… en toda su inmensidad.

- Bueno, hacemos esto y después basta. Cortémosla con las pendejadas- dijo Martín.- Esta tiene que ser nuestra despedida de la primaria.
- Nos queda entrar a una casa abandonada- murmuró Pato.
Entremos- Bruno fue el primer valiente en intentar trepar las rejas de corte inglés que rodeaban el edificio, Diego lo detuvo.
- Esperen… tengo una idea. ¿Y si inventamos un juego dentro de la usina?- propuso Diego.

Todos pensábamos que sería una idea interesante.

Fue el día que inventamos la “escondida hormiguero”, un juego que volvimos a jugar con el correr de los años en diferentes ocasiones. Lo bueno de la “escondida hormiguero” es que, como verán mas adelante, no se necesita tener 12 años para jugarla.

Pero claro, ese día no lo sabíamos.

Era una hermosa tarde de verano, ni una nube en el cielo.

Eran las 15.30 cuando cada uno de nosotros fue saltando las rejas de la vieja y abandonada usina, dando por fin, inicio a nuestra primer "escondida hermoguero".

En ese preciso instante, el cielo se nubló.

9 comentarios:

ToÑo dijo...

La última frase le puso una tonelada de tristeza a la historia

Saludos !

India Blanca dijo...

¡¡¡Yo quiero saber!!!
¿Cuando vas a develar el secreto de la "escondida hormiguero?

PD: Vengo leyendo el blog casi casi desde el comienzo, simplemente no me animaba a acomentar...

Mecha dijo...

Me encantan tus historias... me recuerdan mi infancia en mi pueblo.
Supongo que todas las infancias tienen eso, mezcla de aventura de "Los Goonies" y las ganas locas de ser grandes.

Ahora muero por saber lo que es la "escondida hormiguero".

Besos...

Anónimo dijo...

Juegos de niños y no tan niños.
El cielo acompaña siempre los momentos internos ó es que uno sin quererlo se predispone de acuerdo al cielo?

Jules dijo...

Woooow!!!! Quiero saber como sigue y como es la escondida hormiguero...
Igual para la escondida normal tampoco se necesita tener 12 años... la he jugado en la casa de mis viejos, cuando no estaban y me dejaron de cuidadora, con 2 amigos mas, a oscuras (solo prendidas las luces de las 2 escaleras, para no golpearnos) No te das una idea lo divertido que puede llegar a ser!

Tefi:) dijo...

Y ahora? QUIERO SABER :)
Hace mucho tiempo que te vengo leyendo y por uno u otro motivo siempre me dio cosita comentarte.
Me encanta tu forma de escribir y la admiro!
Postea rapido:D


Besitos :)

Mauricio Milano dijo...

Opa, qué pasará acá...

Jardinero del Kaos dijo...

Esa etapa la preadolescencia!!!

Me gusta, pinta muy Stephen King,
un fenomeno!!!

Goldie Lockheart dijo...

Admito solemnemente que la facultad no me dio tiempo a leer pero tampoco quiero que piensen que me olvide de ustedes, colegas queridos. (:
Un abrazo desde Rosario, Argentina.