martes, 30 de junio de 2009

Que no se entere mamá

Siempre fui una persona bastante metódica. Para todo tengo que tener un “plan”, una forma de progresión que me permita acceder a mi meta. En aquel caso: irme a vivir solo. Luego de varias noches sin dormir, decidí que tenía una buena estrategia. Tenía 6 años para lograrla. Las tres líneas de acción que iba a desarrollar tenían el mismo denominador común: conseguir la mayor cantidad de guita posible.

Las tres bases de mi futura fortuna eran: mi abuela, el dueño del puesto de diarios de la estación y mi viejo.

Con mi abuela era todo pan comido. La vieja mas noble no podía ser, se desvivía por su nieto, estaba clarísimo que yo era el preferido, seguido por Pilar, y luego por las mellizas. Era increíble mi abuela. Cuando mis viejos se separaron y mi mamá tuvo que elegir entre criar a sus hijos y salir a laburar para darles lo mejor, eligió lo segundo. Mi abuela también hizo su elección, se mudó con nosotros. La vieja estaba reloca y fue la alegría de la casa durante años, el cable a tierra de mi mamá. Mi abuela se encargaba de todo, las compras, la casa, las sociales con los vecinos, con los negocios del barrio, con el dueño del puesto de diarios de la estación Drago.

- ¿Vos queres que yo le pida laburo a Ramón para vos?- pregunto mi abuela.
- Si, a mi no me va a dar bola.
- Pero te vas a tener que despertar a las 5 de la mañana... ¿estas seguro? No te va a dejar tu madre. El colegio es mañana y tarde, vas a terminar re cansado.
- Quiero empezar a juntar plata para el viaje a Bariloche- mentira.
- Si se entera tu vieja nos mata a los dos.
- No se va a enterar, abue. Tengo todos los horarios sincronizados. Es imposible que mamá se entere, por lo menos... durante un año.

Dos horas después de esta charla, ya tenía trabajo: repartía diarios de 5.30 a 7 de la mañana. La mayoría de las veces lo tuve que hacer con el uniforme del colegio: pantalón de franela gris, bleizer verde, camisa blanca, corbata verde. La última tanda de diarios era la de mi casa; por lo tanto, terminaba y entraba a desayunar y me iba al colegio, y mi vieja todavía seguía durmiendo.

Contra todos los pronosticos, un día mi vieja tuvo que entrar antes a su trabajo, fue a tomar el tren de la estación y se le ocurrió comprar el diario. Ahí esta yo, con el morral de los diarios a un costado, los dedos llenos de tinta y los ojos de mi vieja como platos. Luego de varias charlas angustiosas en donde mi vieja lloraba y ponía las mil excusas para que deje de hacer eso; mi abuela intercedió y tuvimos una convivencia laboral bastante feliz. Trabaje repartiendo diarios desde los 15 a los 18. Ramón me dejaba traerme revistas a casa, me leí todas las revistas de la Editorial Columba y las mejicanas de superhéroes de la Editorial Novaro. Casi hubiera trabajo gratis.

Habiendo logrado carambolear a mi abuela con Ramón, la última pieza que faltaba para incrementar mis ingresos mensuales era mi viejo.

Y este era el verdadero problema.

lunes, 29 de junio de 2009

La teoría del Big Bangay

Casi casi al inicio de los tiempos, ocurrió el Big Bang de todas las acciones que marcaron mi vida. La culpa la tuvo Pilar cuando -una vez mas- entró a mi cuarto sin golpear. Esto nos ubicaría antes de conocer a Sandra; y más o menos cuando el Colorado Mattiuzi le toco el culo a Paula Miano y cuando Martín empezó el juego de “la lista”. Pero lo mas relevante de todo fue otra cosa.

- ¡Te dije que golpees antes de entrar!- le grité.
- La puerta estaba abierta. ¿Para qué tenes llave si no la usas?
- Pilar, la puerta estaba cerrada. “Sin llave” pero cerrada.
- No importa, escucha, escucha, escucha…- Pilar se tiró en mi cama, apoyandose en la pared.- Mamá acaba de rajar a las tías de casa…
- ¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Criticaban su forma de criarnos como siempre?
- No… las rajo porque la tía Marta le preguntó a mamá si…- hizo la famosa pausa pilaresca, entrecerró sus ojos, y me miro con una sonrisa de maldad.- La tía Marta le pregunto a mamá si vos no te gustaban las chicas…
- ¿Qué?
- Si eras maricón, Pablo. Porque con la tía Marta y la tía Alba apostaron que vos eras maricón.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- “Porque esta creciendo en una casa con cuatro mujeres” según la tía- Pilar empezó a reir.
- ¿¿¿¡¡¡Por qué!!!???- volví a gritar
- Bueno, algo tenés que hacer porque las tías ya encencieron el radar. De ahora en más cada vez que esten las tías habla de fútbol, coches…

Y eso fue lo que hice, pero no sirvió de nada, porque me di cuenta que cualquier cosa que yo haga encendía el ”gaydar” de mis tías. El “gaydar” es el radar que tenían mis tías para detectar mi nivel de putez en cada reunión familiar. Radar que yo mismo me encargué de romper el día que me encontraron en el living de casa con Pilar, Patricia y Paz cantando y haciendo una coreografía super graciosa de “La extraña dama” de Valeria Lynch. Ese día no hubo medida capaz de contener tanta putez junta y se rompió. Lo supe cuando ví sus caras de “pobre, que maricón salió”.

Pero también aquella tarde, ocurrió otro hecho histórico: me di cuenta que, de seguir por ese camino, mis tías iban a tener razón. No era normal eso. Por supuesto que, años mas tarde, entendí que en aquella coreografía había mucho mas que un chico marcado por sus tías como futuro incierto, había un hermano que se divertía sanamente con sus hermanas. Pero el problema era entonces. Y entonces, tenía que hacer algo.

A los 15 años, decidí que a los 21 me iba a vivir solo. Como sea.

viernes, 26 de junio de 2009

Victoria, este blog y mínimas consideraciones

No es que me moría de ganas de tener este blog. Simplemente me parecía una buena idea a la hora de calmar las aguas, un cable a tierra. Es medio raro, a veces pienso que si hubiera elegido ser bombero, mi cable a tierra sería apagar el fuego de los asados. Raro que alguien que se dedica a escribir durante una buena cantidad de horas al día, elija escribir para relajarse. Así que lo asumí como una forma de tranquilizarme y bajar unos cambios a la noche, a la mañana o cuando sea. Me gustaba la idea de contarlo todo, de darle forma. Lo que no me imaginaba era que la sola mención, hubiera generado semejantes inseguridades en Victoria. Pero de algo estaba seguro, yo nunca la oculte nada y no estaba buena la idea de empezar con esto. Así que le hice una propuesta que no iba a poder rechazar, lo de que esto tuviera un fin.

- ¿Civil o iglesia?- sonrió Victoria.
- No sabia que nos íbamos a casar por iglesia.
- Ahora, si. Quiero.
- Bueno... iglesia, entonces. Un día después de casarnos por iglesia termina el blog.
- ¿Un año? No te va a alcanzar un año para contar toda tu vida.
- No voy a contar toda mi vida, voy a contar momentos. Momentos que me marcaron cosas que pasaron con mis amigos, de mi gente, de vos, de cosas...
- Y con “todas tus ex”, claro- dijo Victoria, tomando mate y... ¡Bingo!
- ¡Buenísimo! Que buen nombre... Si... con “todas mis ex”. Genial.
- Tenes que contar como nos conocimos.
- Lo voy a contar.
- Y lo del disfraz de monito.
- También...
- Lo del disfraz de monito no puede faltar- puntualizó.- Creo que es lo más gracioso que escuche en mi vida. Y... ¿Vas a contar de tu viejo?
- Uhmmm...- culebrazo al corazón, trague saliva.- Si... también.
- Que bueno...- miro al río, y cambió de tema rápidamente.- Lo de la brasilera, conta. Esa también fue buenísima.
- ¡Y lo del Pettoruti!- las anécdotas venían una y otra vez golpeando la puerta de mi memoria.
- Lo del Pettoruti tampoco puede faltar... ¡Y lo de AnaSesina!- Victoria empezó a reir.
- Que miedo, boluda... Si, eso también- le dije, abrazándola.- ¿No es para tanto, viste? Digo, lo del blog.
- No, no es para tanto- dijo seriamente.- No vas a poder contar todo en un año. No te va alcanzar... y menos con todo el laburo que tenes, no vas a llegar.
- Me gustan los desafíos con deadline...
- No vas a llegar...
- Ya te estas poniendo re editora. Me gusta.
- Mas te vale que me entregues buen material, Parker...- Peter Parker, Spiderman... Victoria me guió un ojo.- Ah... una cosa mas... me reservo el derecho de criticarte todo lo que escribís como lo hice siempre. Y si no me gusta lo que estas haciendo, lo cambias... No voy a perder tiempo leyendo boludeces.
- ¿Eh?
- Eh... “nada”- le dio un último sobro al mate y miro la yerba.- El agua esta fría. ¿Vamos?
- Si, querida- le dije, ya no podía decir nada más.

No esta tan mal después de todo. Victoria lee el blog; claro. Y tampoco es que esto cambio mucha nuestra relación. ¿Tendría que haberlo hecho? Por suerte, ella y yo nos parecemos bastante en algunas cosas. Ser parte de la solución, siempre; y nunca parte del problema. Y el blog, este blog, nunca lo fue. Claro, Victoria lee este blog, si esa era la pregunta. ¿Qué opina? Se reserva el derecho de opinar algunas veces; y otras tantas, opina y critica. Fue la primera en decirme que abría muchas puertas y era un kilombo leer el blog. Corregí eso, dando a cada historia el disfrute del momento, su espacio en el blog. También fue la primera en decirme que nunca jamás termine de contar qué sucedió con María Cabezazo, cómo conocí a Laurita Mística y por qué Paula Miano es tan importante en toda esta historia de "mis" momentos.

Pero Victoria es mucho más importante que esto. Así como -sin saberlo- nombró este blog, también fue la persona que corrigió mis dos novelas, mis tres obras de teatro (si, también le puso nombre a dos de tres), la que lee mis notas sobre educación en la editorial, la que me pagaba el cine cuando un productor teatral nos chupó una obra dejandome -literalmente- sin un mango durante seis meses, la que siempre me dice que trabaje menos, pero a la vez me rompe las bolas para que acepte el nombramiento del Taller Literario en otra editorial. Es la editora perfecta, la sonrisa perfecta, la mano alrededor de mi cintura cuando me duermo,la persona que poco a poco rompió el bunker de amigos. Ah... tantas cosas es Victoria, es la mujer que elegí, la que quiero que este ahí -esperando- cuando termine este viaje.

Aunque no me alcance un año.

miércoles, 24 de junio de 2009

Victoria, este blog y un viaje de ida

Hace 7 meses, tomando mate en un playita de Vicente López.

Realmente no me molestaría que Victoria tenga un blog donde cuente sus experiencias con otros hombres. ¿Por qué? Porque salgo ganando en la comparación. Si, además de tener una abuela, tengo tres hermanas, una madre y dos sobrinas que me adoran. Mi autoestima siempre esta dos metros por encima de la media normal. Pero, como se que Victoria no esperaba esa respuesta, dije exactamente lo contrario.

- La verdad, si. Me molestaría.
- ¿Ves?- Victoria cebando.- A mi también me molestaría. No se por qué tengo que explicarte las cosas con ejemplos, pareces un nene… cuando se te pone algo en la cabeza.
- ¿No entendes?- preparando el contraataque.- Es un viaje, un recorrido... para llegar al final feliz, que sería vos... Victoria nunca voy a encontrar una mujer que me quiera tanto como vos, y nunca voy a querer tanto a alguien como a vos. Conocerte me cambió la vida. Tenía un laburo que me gustaba, proyectos que se iban concretando, muchos amigos, y apareciste vos. Le diste forma a todo... le diste sentido a todo eso. En estos 5 años fui (y soy) inmensamente felíz...
- ¿Te emocionaste?
- Para nada...- desatando el nudo en mi garganta.
- Tenes la misma mirada que pusiste cuando mataron a Boromir- dijo Victoria.- Y te recuerdo que esa fue la primera vez que te vi llorar.
- ¿¡Y como no voy a llorar en esa parte!? ¡Insensible!- al borde de la indignación.
- Pablo... Me parece demasiada exposición lo del blog; sobre todo porque los chicos lo van a leer... y en las reuniones lo van a comentar.
- Pero yo ahora estoy con vos y nos vamos a casar. ¿Qué tiene que ver?- volviendo a buscar mi registro manipulador.- ¿No entendes? Es un viaje, un recorrido... un... un...
- Basta. De nuevo, no... si llegas a llorar te pegó.
- ¿Tanto lío por un blog?
- Déjame ser mujer cuando tengo que serlo. Estoy en mi derecho, todo bien... pero no.
- ¿Desde cuando esa inseguridad? Si vos siempre te llevaste el mundo por delante... A ver...-pensando.- Te voy a prometer algo.
- ¿Qué?
- El blog termina un día después de nuestro casamiento- le dije.

Inmolarse, le dicen.

lunes, 22 de junio de 2009

Victoria, este blog y el primer debate

Hace 7 meses, tomando mate en una playita de Vicente López.

- Tengo ganas de armar un blog escribiendo cosas- le comente a Victoria mientras miraba el río.
- Pero ya tenes un blog- respondió.
- Si, pero ese no cuenta. Ahí escribo boludeces, cosas sin sentido.
- ¿Tardaste 6 años en darte cuenta?- pausa victoriana.- A mi me gusta lo que escribís ahí.
- Gracias, pero no. Quiero algo con una historia, contando cosas que pasaron, vicisitudes de nuestro casamiento por venir, anécdotas...
- ¿Cosas de nuestro casamiento?
- Cosas nuestras...- primer error.
- ¿Nuestras?
- No, en realidad, cosas mías- tenía que elegir las palabras de forma precisa para que Victoria no se vuelva loca, recapacité.- Cosas mías, Vi.
- Definí “cosas”, Pablo.
- Cosas, Vicky... “Cosas”.
- ¿Minitas?- me pasó el mate, aunque por un momento pensé que me lo iba a tirar por la cabeza.
- Minitas, si... ponele, minitas- dije mientras la mirada de Victoria evaluaba posibliades.
- Aja...- se tomo un tiempo en responder.- Lleva mucho tiempo mantener un blog.
- Si... pero tengo una idea que no puede fallar: voy a adaptar otros posts de mi otro blog. Es decir, antes los escribía adaptándolos a otras personas irreales pero con vivencias propias. Ahora no voy a tener filtro... solo los tengo que readaptar todo a “yo”.
- ¿A “yo”?
- A “yo” mismo, antes era mi historia adaptada y ahora no- enfaticé.- Ahora es readaptar la historia a la realidad. Esto me daría material mas o menos para cubrir unos meses... ¿Ves? ¡Tengo un plan!
- ¿Vas a desmembrar tu otro blog con un archivo de 6 años para armar otro blog?
- No lo voy a desmembrar...
- No, claro, lo vas a asesinar.
- Solo los posts que hacen referencia a mí. Quiero contar mi historia. Creo que me pasaron cosas copadas en ciertos momentos...
- ¿Cosas? ¿Minitas?
- Si, minitas... Minitas y cosas.
- Y decí “minitas”... ¿Qué te pensas que me voy a enojar?- pregunta/respuesta de Victoria.
- No, claro... ¿Por qué ibas a enojar? Total, es historia pasada...
- Claro... historia pasada.
- Si, historia pasada...- acá tenía que ser lo mas certero posible para enfatizar el punto.- Pasada... Olvidada, sepultada, finita, se fini... Tapada y olvidada. Telonazo, a la mierda. Prontito por la salida.
- Aja... Una pregunta...- se venía el contra golpe de Victoria.- ¿A vos te gustaría que yo tenga un blog donde cuente cosas que pasaron con mis ex?

Hundido.

viernes, 19 de junio de 2009

El negociador

Al día siguiente, Pilar golpeaba la puerta de mi cuarto.

- No le voy a decir a nada a mamá.

Aclaremos. No creo que mi vieja haya visto muy mal que su primogénito encontrara su primera vez en los brazos de una trabajadora sexual. De hecho, cuando -años más tarde- le conté la anécdota estuvo tres horas riendo. Sin embargo, en aquel entonces no quería correr riesgos, y sobre todo, aguantarme ningún sermón. Por ese mismo motivo, fue que accedí a negociar con Pilar su silencio.

- Me parece bien que no le digas nada- respondí.
- Pero...- Pilar tiró una pausa dramática que me dio miedo.- Hasta diciembre vos te encargas de controlar si las nenas hicieron la tarea.
- ¿Tres meses?
- Si, Pablo, tres meses.
- Dos meses... y las voy a buscar martes y jueves al colegio.
- Dos meses y las vas a buscar lunes, miércoles y viernes.
- Hecho- acepte, era una buena oferta.

No estaba tan mal, después de todo. Ir a buscar a Patricia y Paz al colegio no era tan malo. Sobre todo, teniendo en cuenta que Noelia -la hermanita de Sandra- iba al jardín a la vuelta de mi colegio.

En noviembre de aquel año, mientras hacíamos tiempo con Sandra para ir buscar a nuestras respectivas hermanas, hicimos el amor por primera vez.

Sandra nunca se enteró de lo que sucedió la noche de mi cumpleaños número 18. No tuve ningún remordimiento, lo que pasó quedó para la anécdota y poco más. Hicimos el amor -realmente- en su cuarto, cuando noviembre estaba terminando.

Y ahora sí, fue lindo, recordable y -sobre todo- memorable. Casi una metáfora de la relación que nos esperaba. Lo bueno de todo es que todavía faltaban 5 años y medio para que llegue el fin de nuestros dos mundos.

miércoles, 17 de junio de 2009

¿Me trajiste a la nena?

Cuando la puerta del cuarto 7 se abrió, Lili dejó un beso muy ruidoso en la mejilla, y se despidió. Lili tenía 28 años, fue dulce, estuvo muy bien, me preguntaba cosas, hablamos. Pude quedarme a completar la “ficha”, pero estaba tan nervioso que hice lo mío y salí corriendo. Por lo tanto, podemos decir que con Lili Partuza aprendí a “salir corriendo”, conducta que repetiría con cierta continuidad a lo largo de algunas relaciones que vinieron después. No viene al caso. Fue un momento recordable, con los clichés de siempre. Mis amigos me regalaron mi primera vez... eso fue lo realmente memorable.

- Ya vengo- dijo Diego, que había pedido otra “ficha” con la rubia petisita.

Me quedé en el patio interno tomando una cerveza caliente mientras Agustín intentaba convencerme que una de las chicas de ahí se había enamorado de él y no le había cobrado nada. Patricio y Martín estaba desaparecidos, supuse que dentro de alguna habitación. Pero cuando lo vi llegar a Patricio desde la entrada del local, corriendo, me di cuenta que estaba equivocado.

- ¡Pablo! ¡Pilar!- gritó Patricio. -Tu hermana, boludo! Acaba de entrar al boliche.
- ¿Qué carajo hace Pilar acá?- pregunté, escondiéndome detrás de una puerta.
- Tengo que ver eso...- dijo Agustín caminando apurado a la entrada.
- ¿Qué pasa?- preguntó Diego
- Ehmmm... Para... ¿vos no entraste recíen?- le pregunté, asomándome.
- Esa petisa me encanta...- Diego, señalando a la petisa.- ¿Qué haces ahí escondido?
- Pilar esta en la puerta- dijo Patricio.
- ¿Qué Pilar?- preguntó Diego.
- ¡Mi hermana, boludo!- le dije.
- ¡No! A ver...- Diego se fue corriendo.
- ¿Qué carajo hace mi hermana acá?- mire a Patricio haciendo uso de mi momento de “silencio incomodo”.
- ¿Qué paso, chicos?- preguntó Martín, una morocha infartante lo despedía en la puerta de la número 5.
- Pilar esta en la entrada...- dijo Patricio.
- ¿Qué Pilar?
- ¡Mi hermana, Martín!
- ¿Qué carajo hace tu hermana acá?- Martín, pero ya era demasiado tarde para preguntas.
- Vine a ver al grupo de Alejandro...- dijo Pilar entrando al patio, seguida por Agustín y Diego.- Pero parece que me equivoque.
- Y... y...- buscando una excusa.- ¿Cómo viniste acá? ¿Quién te invito?

Pilar levantó un volante de pizzería. Sobre el margen derecho decía “Eslavandera... Adianchi, a la vuelta de la City” y la hora, todo con mi letra, por supuesto.

- Sos un boludo, Pablo- murmuró Patricio.

lunes, 15 de junio de 2009

Eramos tan pobres

Debuté a los 18 años con una puta. Realmente lo hice porque “no entendía nada de nada”. Como siempre sucede en estos casos, tenía toda la teoría, pero no iba a poner las manos en el fuego -ni en otros lugares más húmedos- por mi práctica. Me daba mucho miedo debutar Sandra. No hay mucho más que decir.

La organización del lugar no era del otro mundo. Iba a la barra y pedías una “ficha” (parecida a las de casino) y se la entregabas a la chica que más te gustaba. Ella te llevaba de la mano por un patio interno rodeado de puertas, entrabas a una habitación, chin pum y listo. Lili me llevó de la mano hasta el patio interno. Como era de esperarse, ahí estaban los chicos, aplaudiendo y muriéndose de risa cuando vieron mi cara de sorpresa. Martín se acercó y colocó una “ficha” en mi mano.

- ¿Ya elegiste?- me preguntó Martín. Diego nos saludaba abrazado a una rubia petisita mientras entraba a una pieza.
- No, no elegí.
- Anda con alguna que se parezca a Sandrita- carcajeó sonoramente Agustín.- No te preocupes que de acá no sale. Me encanta saber un secreto como este... Me encanta, Pablo- volvió a reír.
- Espera, Pablo... ¿estas seguro?- Patricio, apoyándome una mano en el hombro.
- Si, ya esta. Hoy la pongo- junte coraje.- Gracias, chicos.
- Dale, dale, dale... Elegí una mina que este es un momento histórico. ¿Alguien trajo una cámara de fotos?- Agustín, el diablo en persona.
- No lo apures...- dijo Patricio.
- Mira que hay chicas adentro de las piezas, tomate tu tiempo. Elegí bien- Martín, tomando cerveza.
- ¿Chicas que salen de estar con otros?
- Son putas, Pablo... ¿Qué queres? ¿Enamorarte?- Agustín, mirando a Martín.- ¿Le pegas vos o le pego yo?
- Pero es un asco... ¡no quiero estar con la misma mina con la que estuvo Alejandro... o Diego!- reconozco que tal vez estaba siendo demasiado... ¿miedoso? Okey, cagón.
- Eh, che... ¿qué tenía de malo la petisa?- la voz de Diego venía de atrás mío.
- ¿Diego?- Martín, mirando el reloj.- ¿Qué haces acá? ¿No entraste recién?
- Ehmm... ya terminé- dijo Diego agachando la cabeza.
- ¡Nooo!- gritó Agustín.- ¡El más rápido de Villa Urquiza! ¿Te alcanzaste a poner el forro, por lo menos?
- Soy de tiro corto... y si te seguís riendo así te juro que hoy llegas a tu casa sin los dientes de arriba- imposible argumentar nada contra semejante amenaza de Diego.
- ¿Y Pablo? ¿La pones o no, putito?- Agustín cambió de objetivo con esa facilidad que tienen los seres siniestros.

- Chicos... las bebidas- Lili Partuza trajo más cervezas.
- Mi amigo cumple años- le dijo Martín, señalándome.- ¿No tenes algún regalito para él?
- Si...- sonrió Lili, y agrego con una voz super suave.- Yo.

Coloqué la “ficha” en la bandeja vacía y entramos al cuarto 7.

viernes, 12 de junio de 2009

¡No toca botón!

Durante la cena con mi familia, los chicos -Martín, Patricio, Agustín y Diego- llamaron cinco veces, Patricio fue el que repitió.

- No sabes la de pendejas que hay acá. Están todas re partibles- dijo Martín.
- Venite de toque que no te podes perder el recital de Ale- Patricio estaba ansioso.
- Me debes dos cervezas hace un mes. Trae plata que hoy quiero cobrarlas- dijo Agustín.
- ¡Pablo! Mas te vale que vengas porque sino voy a tu casa y te traigo a las patadas- casi podía verlo a Diego gritando y gesticulando furia.
- ¡Feliz cumpleaños, putito!- Patricio, a las doce y dos minutos.

A las doce y cuarto, Sandra pasó por casa a saludarme con una bolsa azul. Adentro, los dos primeros números de Batman: Year One, en inglés. Conseguir ediciones originales en aquella época era imposible y, sobre todo, carísimo. Fue un regalo que me sorprendió, no pense que Sandra haría una cosa así. Deje la bolsa con los comics en "el armario intocable", lejos de las manos de las pequeñas Patricia y Paz, me despedí de Sandra en el umbral de la puerta azul, y me fui a lo de Alejandro.

Ahora no voy a ningún lado si no es remis, taxi, bondi, subte, etc. Pero, en esa época íbamos caminando a todos lados. Así que no encontré mejor forma que estrenar mis 18 años que caminar por Alvarez Thomas hasta el bar donde tocaba Alejandro.

Llegué a la una menos diez, pensando que el recital ya debería estar empezando. Pero también con la certeza de los retrasos de siempre, según la historia de recitales de Alejandro, la primer canción sonaba media hora después del horario pautado. Eso me daba cierta tranquilidad. El lugar en cuestión -efectivamente- era un bar. Con los vidrios espejados hacia fuera, sin mesas a la calle ni nada, muy oscuro. Antes de entrar, mire el nombre del lugar. No había cartel, pero la dirección era esa. Me acerqué a la puerta y pude ver un pequeño cartelito -estilo cartel de horarios laborales, de 9 a 14 y de 16 a 20, pero sin horarios- y algo escrito ahí.

“Adianchi” -decía- con letras negras, gastadas por el reflejo del sol, en una mala impresión de resma continua tirado por esas viejas impresoras de punto.

No se escuchaba música del otro lado. Al menos, no la canciones de la bandita de Alejandro. Buena señal. El recital no había comenzado.

Entré. El lugar esta lleno de olor a cigarrillo, música horrible, y algunas mesas pegadas a la pared. No se veía nada, solamente la barra del lugar tenía buena iluminación. Busqué a los chicos, pero no ví nada. Me llamo la atención no escuchar los gritos de Diego.

- ¿Te puedo ayudar en algo?- me dijo una chica muy bonita, de unos 25 años, con musculosa negra y pollera super corta.
- Si, vengo al recital de "Eslavandera".
- ¿Recital?
- ¿No tocan hoy acá?- pregunte.
- Acá tocamos todos los días- me puso una mano en el corazón y la fue deslizando hacia abajo muy suavemente.- Te tocamos lo que vos quieras, bebe.

Y me tocó, nomás.

Con ustedes... Lili Partuza.

miércoles, 10 de junio de 2009

El negro puede... no lo dejan

Mi relación con SandraMuchoTiempo fue un depósito bancario, un plazo fijo. Lo bueno es que en aquella época no le poníamos forma a nada. Sandra pasó de ser “la chica de la puerta azul” a “la chica que sale conmigo”, y punto. La palabra “novia” no salió de mi boca hasta dos o tres años más adelante.

Fue una inversión -en esa época, claro- porque pasó un año y Sandra se convirtió en “la chica que sale conmigo más beneficios”. Pero antes de que suceda eso, tenía que pasar otra cosa. Ah, sí, debuté a los 18 años. No digan nada. Esto no representaba ningún problema para mí, excepto por un pequeño detalle: Sandra había tenido su primera vez a los 16 años, y no había sido buena. Sandra me gustaba bastante así que me pareció lógico esperar que se sienta segura y cómoda. Pero, si bien yo intentaba poner en la balanza lo copada que era ella conmigo, había otros factores que realmente iban asesinando mi autoestima día a día.

Fui el segundo de los chicos en ponerse “de novio” (esto es bueno) y era el único que no había debutado todavía (esto es malo). Incluso Richard ya había tenido su momento de gloria a la salida de un recital de Los Pericos. Y a pesar de lo que digan todos... para mí cuenta como primera vez, no importa que la chica estuviese borracha y se lo haya confundido con Martín. Además, en aquel zaguán había mucha luz para no verle la cara. Nadie -por muy borracho que este- se confunde un morocho con un rubio, ni siquiera de noche.
Además de esto, había algo más que me molestaba: no tener la experiencia necesaria para poder estar con Sandra cuando llegue “el momento”. Sabía que tenía a mi favor una primera experiencia de ella poco feliz, pero eso no me conformaba. Y mucho menos la espera, y no saber cuando llegarían a consumarse los hechos. No me sentía bien pensando en eso. Por suerte, para iluminar esos ratos de oscuridad, estuvieron siempre mis amigos. Aquella tarde fue el turno de Alejandro para tirarme una soga hacia la luz.

- Tocamos el viernes- dijo Alejandro, que tenía una banda con su primo y un par de conocidos del colegio.
- Es mi cumpleaños, Ale. ¿A qué hora?- me encantaba el grupo de Ale, onda Los Decandentes, muy divertidos.- Pasame la dirección, voy después de cenar con mi familia.
- Dale... El lugar se llama Adianchi.
- ¿Adianchi?
- Adianchi... a la vuelta de la City- “la City”, alias New York City, una de las discos mas importantes en esa época.- Estaba pensando que podemos quedarnos a tomar algo ahí y festejar tu cumple.
- Genial, voy con Sandra.
- Mira que las chicas no vienen. Por ahí se aburre si somos todos chicos.
- Tenes razón... yo veo como arreglo.- murmué mientras anotaba la dirección en un volante de pizzería.- Adianchi... a la vuelta de la city. Genial.

Pero aquella noche, la de mi cumpleaños 18 no fue genial. Divertida, sí. En una extraña y perturbadora forma... divertida.

lunes, 8 de junio de 2009

Entran Patricia y Paz (las mellizas fantásticas)

Llegó el turno de armar el combo familiar. Entran Patricia y Paz, portadoras las dos -desde niñas e incluso ahora con 33 años- del título “ser más mimado de la familia”. Verán, es imposible luchar contra dos mentes (tan) siniestras como las de Patricia y Paz, dos seres angelicales expertos en el arte de la manipulación, tan hermosas como letales.

Mucho se ha hablado sobre ese extraño sexto sentido que poseen los hermanos mellizos o gemelos. Patricia y Paz siempre tuvieron una conexión especial. Más allá de lo físico (no son tan iguales), el quid esta en lo mental: llegaron a desarrollar una forma de comunicación que va más allá de las palabras. Recapitularé algunos hechos.

Uno, más de una vez (un total de cuatro) han llegado a casa con la misma remera o pollera comprada en distinto lugar, sin haber jamás mencionado la inquietud por comprar la prenda. Dos, recordamos varias ocasiones en las que Patricia dice “tengo que llamar a Paz para contarle algo”; y un minutos después, llama Paz por su propia voluntad. Y viceversa. Esto es lo que más miedo nos da. Tres, durante toda la secundaria Paz y Patricia (cursando en diferentes colegios) se sacaban las mismas notas, en la misma materia. Totalmente comprobable.

A pesar de estar así de unidas, Patricia y Paz son -a la vez- inmensamente distintas que nos da más miedo aún. El mejor suceso que ilustra la diferencia de personalidades es lo que en las discusiones familiares surge como “El Secundario de las Mellizas”.

Paz es la rebelde, logró que mi vieja la cambie de colegio secundario porque los padres de su mejor amiga no podían seguir pagando el doble escolaridad. Paz fue la única de todos nosotros que fue a un colegio público (al Reconquista, conocido en Villa Urquiza por ser el peor colegio de toda la zona), y pagó las consecuencias. Nos divertimos horrores haciéndole ver cuanto se había equivocado en su decisión. “Vos nunca vas a llegar a nada porque despreciaste el laburo de mamá por darnos a todos una buena educación” le dijo Pilar, llevando al extremo su bronca. Por supuesto, Paz disfrutó ser la primera de todos nosotros en recibirse. Es abogada y sigue siendo tan rebelde como siempre.

Patricia jamás sacrificaría el doble escolaridad. Al contrario, explotó todas las ventajas de la “cuota familiar” que pagaba mi vieja. Estuvo en el coro del colegio, en la banda de música, en las presentaciones teatrales, en la selección de hockey, en la de volley, incluso llegó a ser preceptora. Años más tarde, fue profesora de inglés. A Patricia le encanta que le digamos “Patsy” o “Trisha”, o cualquier cosa que la haga parecer de otro país. Es fanática del inglés en todas sus variantes, desde la mantequilla de maní hasta comer un sándwich de jamón crudo a la nueve de la mañana, imaginando que es tocino. Patricia tiene un tic que odiamos: es capaz de hablar en un spanglish horroroso, “if you know what i mean”.

Con respecto a la noticia de mi casamiento, Patricia y Paz son de corrientes totalmente contrapuestas (incluso con Pilar, también) y nunca llegan a estar de acuerdo.

Paz odia a Victoria. No por nada en especial, Victoria es una buena mujer, buena y transparente. Sin embargo, Paz la odia y nunca deja pasar la oportunidad para sembrar la duda sobre cualquier decisión que yo tome en esta cruzada. No me extraña, también odiaba a Sandra MuchoTiempo.

Patricia no odia a Victoria, aunque tampoco la adora. Patricia, sin embargo, ama “el” evento en sí. Me deja mensajes en el constestador con salones para ver o shows para contratar o -como diría ella- “whatever”. Y esto es porque a Patricia (o Patsy, o Trisha) le encantaría ser una “wedding planner”, of course.

Ni Paz ni Patricia representan un verdadero problema porque atacan por separado. Pero, como ya verán, las catástrofes mas siniestras se desatan cuando preparan la artillería y atacan en el mismo lugar y a la misma hora.

viernes, 5 de junio de 2009

Extraños placeres y aceites

Los que me conocen sabén que soy muy maniatico cuando se trata de cortarme el pelo. Tengo que serlo, porque queda tan poco, que quiero cuidarlo. Estaba pensando seriamente en cortarme el pelo como Bruce Willis, pero todavía no es el momento.

Tal vez, maniático no sea la palabra mas adecuada. Precavido, puede ser. La realidad es que me aterroriza tener que sentarme en una silla y darle la espalda a un tipo que no conozco con tijeras afiladas. Hasta la fecha, solamente una persona supo ganarse mi confianza portando unas tijeras en su mano: mi viejo. Y solamente por que mi viejo era sastre, si hubiera sido peluquero, realmente lo dudo.

En el salón de belleza nos atendieron muy bien. El “tratamiento para el novio” estaba compuesto por un masaje capilar con diagnóstico incluído y una limpieza facial simple.

El masaje capilar fue algo de otro mundo. Mágico. La limpieza facial simple consistía en un montón de toallitas tibias apoyadas sobre mi cara con no se que crema. Esto fue casi como el paraíso.

A las dos horas nos encontramos con Victoria nuavemente. Ella estaba espléndida. Preguntamos un par de cosas más y nos fuímos.

- ¡Mi cara! ¿Qué le paso a mi cara?- grite cuando subimos al ascensor.
- Tranquilizate, no le paso nada. Esta más… linda.
- ¿Si? Yo la veo brillosa, como con aceite.
- Que asco…
- En serio… aceitosa.
- ¿Qué hacemos con esto al final?
- ¿Qué te parece?
- Me parece que podemos pagar con tarjeta y en cuotas, y que el día del casamiento vas a estar hermosa- le dije.- Más linda.

Quince minutos después nos despedíamos en la puerta del Estudio.

- Pablo, a ver…- dijo, apoyándome un dedo en la frente.- Tenes razón, esta aceitada… Que asco.
- La puta que te pario.

miércoles, 3 de junio de 2009

Verdades a montones

- Queda cerca del Estudio, así que volves enseguida- me comentaba Victoria mientras aceleraba el paso.
- Es re de maricón ir a un salón de belleza, Vicky.
- Dejate de joder, vos te arqueabas las pestañas antes de salir a bailar.
- ¡Es porque siempre me gustaron mis pestañas!- pense y elaboré.- ¡Y porque tengo 3 hermanas! ¿Vos sabías que mis tías hicieron una apuesta que a los 15 años yo le iba a decir a mi vieja que era puto?
- Si- respondió Victoria cruzando la calle.
- Para, para… ¿Cómo sabías eso? No, espera no contestes… Mejor decime, ¿cómo mierda sabias que me arqueaba las pestañas antes de ir a bailar a Parada 0?
- Me lo dijo Pilar.
- Ah…- mi hermana se estaba comprando una estadia en el infierno.
- Y lo de la apuesta de tus tías también- agregó Victoria.
- Bueno, por eso, ya fue. Mejor vamos a tomar un café y olvidemos esto del salón de belleza- intenté caminar para el otro lado, pero Victoria me agarró el brazo.
- Pablo… ¿Qué fue lo primero en que estuvimos de acuerdo cuando decidimos casarnos?
- ¿Que nuestro dinero disminuya lo menos posible?
- Exacto.
- ¿Y qué tiene que ver?
- Que estamos probando, nada más. Si nos gusta, podemos pedir una sesión el día antes del civil y listo. Yo con eso me arreglo, no necesito maquilladora, peinadora, ni nada. Me peino y me maquillo sola.
- Y bueno, anda vos… Yo te espero, no tengo drama.
- Vamos los dos, porque a mi si me llegan a poner cositos eléctricos en la cara me da miedo- Victoria se paro enfrente de un edificio.- Es acá…

Y entramos.

lunes, 1 de junio de 2009

Salones de belleza pre nupciales

Ayer, el día en el Estudio era de goma. Aburrido, hubiera sido un halago. Leí mi hoja de ruta laboral, y me tocaba hacer un par de correcciones editoriales. Es decir, corregir notas y sentarme frente a la compu. Una hora después, ya había terminado todo. Lo único que me quedaba por hacer eran un par de llamados colgados. Por supuesto, nadie estaba disponible. Así que me dediqué a hacer lo que mejor se hacer cuando no tengo laburo en el Estudio: mirar por la ventana. Llamó el teléfono. Era Victoria.

- Estaba pensando. ¿Qué te parece si un día antes de casarnos nos internamos en un salón de belleza?
- Lo mío no tiene arreglo, Vicky.
- No, tonto, en serio. Tengo el dato de un salón de parejas que esta genial.
- ¿Desde cuando te interesa ese tema?- le pregunté.
- ¿Desde que me voy a casar?- la famosa respuesta/pregunta de Victoria que tanto me enamora.
- Bueno, a ver… ¿De qué se trata?
- Una sesión de 6 horas solamente para parejas. Te hacen de todo. Escucha: tratamientos faciales y corporales de electroterapia.
- ¿Qué?- me asuste un poco, no quiero que me pongan electrodos en la nariz.
- Son como masajes, Pablo. Maquillaje, manicura… Además, te hacen un diagnóstico capilar.
- Victoria, tengo que decirte algo: no me va a crecer el pelo antes del casorio. Ya esta, yo ya estoy jugado con ese tema.
- Pero que tonto sos, no es para que te crezca el pelo, peladito.
- ¡No me digas “peladito”!
- Es para te quede mas lindo el pelo que tenes, Pablo.
- Que tierna.
- Ya se que soy tierna; ahora baja que tenemos una sesión gratis de 2 horas en 15 minutos.
- ¿Qué?
- Claro, vamos ahora, y si nos gusta contratamos para dentro de unos meses. Te espero abajo, estoy en la esquina. Besos.

Mire por la ventana. Victoria me sonreía desde la vereda.